El Doctor Fausto es algo parecido a un cadáver manteniéndose vivo: vive con su propia muerte a cuestas. En una ciudad decadente se lleva a cabo una convención médica, donde el protagonista se encuentra con Santos, un antiguo paciente a quien afirma haber desahuciado hace ocho años. Santos es una figura grosera, angustiante y seductora al mismo tiempo, quien llevará a Fausto en un viaje perturbador por su propia conciencia. Las peticiones de Fausto se convierten en órdenes para Santos, pero cuando esas peticiones se relacionan con emociones desagradables como el odio, la muerte o la destrucción, Fausto tendrá que retar sus propios deseos, contra Santo y, principalmente, contra sí mismo.
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