Un agradable paseo matutino en los primeros días del verano puede transformarse en la peor de las pesadillas. Johan, mi cochero, desde que salimos de Munich no deja de mencionar "Walpurgis Nacht". El pobre parece estar demasiado influido por la ignorancia y supersticiones locales. Sin embargo, lo que uno ve cuando camina por los verdes campos cercanos a Munich no podía predecir que estaríamos a punto de entrar en un mundo entero diferente, donde el frío controlaría el calor, la penumbra reemplazaría la luz, y seres desconocidos de otra dimensión nos harían conocer el miedo.
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